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Mostrando entradas de marzo 1, 2017

"El enemigo", Charles Baudelaire

Charles Baudelaire Mi juventud no fue sino un gran temporal Atravesado, a rachas, por soles cegadores; Hicieron tal destrozo los vientos y aguaceros Que apenas, en mi huerto, queda un fruto en sazón. He alcanzado el otoño total del pensamiento, y es necesario ahora usar pala y rastrillo Para poner a flote las anegadas tierras Donde se abrieron huecos, inmensos como tumbas. ¿Quién sabe si los nuevos brotes en los que sueño, Hallarán en mi suelo, yermo como una playa, El místico alimento que les daría vigor? -¡Oh dolor! ¡Oh dolor! Devora vida el Tiempo, Y el oscuro enemigo que nos roe el corazón, Crece y se fortifica con nuestra propia sangre. Más poemas de Charles Baudelaire    |    Inicio   _______________________________________ Charles Baudelaire (1821-1867), escritor francés de gran trascendencia, pieza clave en el paso a lo que hoy se denomina "poesía moderna" _________________________________ Letras de acá y de allá. Bl

"El crepúsculo matutino", Charles Baudelaire

Charles Baudelaire La diana resonaba en todos los cuarteles Y apagaba las lámparas el viento matutino. Era la hora en que enjambres de maléficos sueños Ahogan en sus almohadas a los adolescentes; Cuando tal palpitante y sangrienta pupila, La lámpara en el día traza una mancha roja Y el alma, bajo el peso del cuerpo adormilado, Imita los combates del día y de la lámpara. Como lloroso rostro que enjugase la brisa, Llena el aire un temblor de cosas fugacísimas Y se cansan los hombres de escribir y de amar. Empiezan a humear acá y allá las casas, Las hembras del placer, con el párpado lívido, Reposan boquiabiertas con derrengado sueño; Las pobres, arrastrando sus fríos y flacos senos, Soplan en los tizones y soplan en sus dedos. Es la hora en que, envueltas en la mugre y el frío, Las parturientas sienten aumentar sus dolores; Como un roto sollozo por la sangre que brota El canto de los gallos desgarra el aire oscuro; Baña los edificios un océano de

"El bello navío", Charles Baudelaire

Charles Baudelaire Yo te quiero contar, ¡oh lánguida hechicera! Los distintos encantos que ornan tu juventud; Trazar deseo tu belleza Donde, a la par, se alían infancia y madurez. Cuando pasas, barriendo el aire con tu falda Semejas a un bajel que enfila la bocana Y anda balanceándose, desplegadas las velas, Siguiendo un ritmo dulce y perezoso y lento. Sobre tu esbelto cuello y tus anchas espaldas Se pavonea con gracia tu altanera cabeza; Con aire plácido y triunfal Continúas tu camino, majestuosa niña. Yo te quiero contar, ¡oh lánguida hechicera! Los distintos encantos que ornan tu juventud; Trazar deseo tu belleza Donde, a la par, se alían infancia y madurez. Tu seno que se comba, oprimiendo el moaré, Tu seno triunfante es un pulido armario Cuyas dos jambas claras y arqueadas Se parecen a escudos que aferrasen la luz. ¡Provocantes defensas con dos rosadas puntas! Mueble dulce en secretos, lleno de cosas ricas: Vinos, perfumes, nécta

"El amor y el cráneo", Charles Baudelaire

Charles Baudelaire Viñeta antigua Se sienta el Amor en el cráneo De la Humanidad, Y sobre tal solio el profano, Con risa procaz, Sopla alegremente redondas burbujas, Que en el aire suben, Como para juntarse a los mundos Al fondo del Éter. El globo luminoso y frágil En un amplio vuelo, Revienta y escupe su alma pequeña Como un áureo sueño. Y oigo al cráneo, a cada burbuja, Rogar y gemir: -«Este fuego feroz y ridículo, ¿Cuándo acabará? Pues lo que tu boca cruel Esparce en el aire, Monstruo asesino, es mi cerebro, ¡Mi sangre y mi carne!» Más poemas de Charles Baudelaire    |    Inicio   _______________________________________ Charles Baudelaire (1821-1867), escritor francés. _________________________________ Letras de acá y de allá. Blog de Literatura.

"El amor engañoso", Charles Baudelaire

Charles Baudelaire Cuando te veo cruzar, oh mi amada indolente, Paseando el hastío de tu mirar profundo, Suspendiendo tu paso tan armonioso y lento Mientras suena la música que se pierde en los techos. Cuando veo, al reverbero del gas que va tiñéndola, Tu frente aureolada de un mórbido atractivo Donde las luces últimas del sol traen a la aurora, Y, como los de un cuadro, tus fascinantes ojos, Me digo: ¡qué bella es! , ¡qué lozanía extraña! El taraceado recuerdo, pesada y regia torre, La corona, y su corazón, prensado como fruta, Y su cuerpo, están prestos para el más sabio amor. ¿Serás fruto que en otoño da sazonados sabores? ¿Vaso fúnebre que aguarda ser colmado por las lágrimas? ¿Perfume que hace soñar en perfumes lejanísimos, Almohadón acariciante o canastilla de flores? Sé que hay ojos arrasados por la cruel melancolía Que no guardan escondido ningún precioso secreto, Bellos estuches sin joyas, medallones sin reliquias Más vacíos y más leja

"El alma del vino", Charles Baudelaire

Charles Baudelaire Cantó una noche el alma del vino en las botellas: «¡Hombre, elevo hacia ti, caro desesperado, Desde mi vítrea cárcel y mis lacres bermejos, Un cántico fraterno y colmado de luz!» Sé cómo es necesario, en la ardiente colina, Penar y sudar bajo un sol abrasador, Para engendrar mi vida y para darme el alma; Mas no seré contigo ingrato o criminal. Disfruto de un placer inmenso cuando caigo En la boca del hombre al que agota el trabajo, y su cálido pecho es dulce sepultura Que me complace más que mis frescas bodegas. ¿Escuchas resonar los cantos del domingo y gorjear la esperanza de mi jadeante seno? De codos en la mesa y con desnudos brazos Cantarás mis loores y feliz te hallarás; Encenderé los ojos de tu mujer dichosa; Devolveré a tu hijo su fuerza y sus colores, Siendo para ese frágil atleta de la vida, El aceite que pule del luchador los músculos. Y he de caer en ti, vegetal ambrosía, Raro grano que arroja el sembrador

"El albatros", Charles Baudelaire

Charles Baudelaire Por distraerse, a veces, suelen los marineros Dar caza a los albatros, grandes aves del mar, Que siguen, indolentes compañeros de viaje, Al navío surcando los amargos abismos. Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas, Estos reyes celestes, torpes y avergonzados, Dejan penosamente arrastrando las alas, Sus grandes alas blancas semejantes a remos. Este alado viajero, ¡qué inútil y qué débil! Él, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco! ¡Éste quema su pico, sádico, con la pipa, Aquél, mima cojeando al planeador inválido! El Poeta es igual a este señor del nublo, Que habita la tormenta y ríe del ballestero. Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío, Sus alas de gigante le impiden caminar. Más poemas de Charles Baudelaire    |    Inicio   _______________________________________ Charles Baudelaire (1821-1867), escritor francés de gran trascendencia, pieza clave en el paso a lo que hoy se denomina "poesía moderna&qu

"Correspondencias", Charles Baudelaire

Charles Baudelaire La Natura es un templo donde vividos pilares Dejan, a veces, brotar confusas palabras; El hombre pasa a través de bosques de símbolos que lo observan con miradas familiares. Como prolongados ecos que de lejos se confunden En una tenebrosa y profunda unidad, Vasta como la noche y como la claridad, Los perfumes, los colores y los sonidos se responden. Hay perfumes frescos como carnes de niños, Suaves cual los oboes, verdes como las praderas, Y otros, corrompidos, ricos y triunfantes, Que tienen la expansión de cosas infinitas, Como el ámbar, el almizcle, el benjuí y el incienso, Que cantan los transportes del espíritu y de los sentidos. Más poemas de Charles Baudelaire    |    Inicio   _______________________________________ Charles Baudelaire (1821-1867), escritor francés de gran trascendencia, pieza clave en el paso a lo que hoy se denomina "poesía moderna" _________________________________ Letras de ac

"Confesión", Charles Baudelaire

Charles Baudelaire Una vez, una sola, mujer dulce y amable,        En mi brazo el vuestro pulido Se apoyó ( sobre del denso fondo de mi alma        Ese recuerdo no ha palidecido); Era tarde; al igual que una medalla nueva,        La Luna llena apareció, Y la solemnidad nocturna, como un río,        Sobre París dormido se extendía. Los gatos, por debajo de las puertas de coches,        Deslizábanse furtivos El oído al acecho o, como sombras caras,        Nos seguían despacio. Y de súbito, en medio de aquella intimidad,        Abierta en la luz pálida, De Vos, rico y sonoro instrumento en que vibra        La más luminosa alegría, De vos, clara y alegre igual que una fanfarria        En la mañana chispeante, Una quejosa nota, una insólita nota        Vacilante se escapó, Como un niño sombrío, horrible y enfermizo        Que a su familia avergonzara, Y al que durante años, para ocultarlo al mundo,        En una cueva habría encerrado. Vuestra discor

"Condenación", Charles Baudelaire

Charles Baudelaire El banco inextricable y duro, El arduo pasadizo, el voraz maëlstrom, Menos arena arrastran y menos broza impura Que nuestros corazones, donde se mira el cielo; Son como promontorios en el aire sereno, Donde el faro destella, centinela benéfico, Pero abajo minados por corrosivas lapas; Podríamos compararlos todavía al albergue, Del hambriento esperanza, donde golpean de noche, Jurando, heridos, rotos, solicitando asilo, Prelados y estudiantes, rameras y soldados. Nunca regresaran a las sucias alcobas; Guerra, ciencia y amor, nada nos necesita. El atrio estaba helado, infectos vino y lecho; ¡Hay que servir de hinojos a visitantes tales! Más poemas de Charles Baudelaire    |    Inicio   _______________________________________ Charles Baudelaire (1821-1867), escritor francés de gran trascendencia, pieza clave en el paso a lo que hoy se denomina "poesía moderna" _________________________________ Letras de a