Almuerzos Julio Cortázar En el restaurante de los cronopios pasan estas cosas, a saber, que un fama pide con gran concentración un bife con papas fritas, y se queda deunapieza cuando el cronopio camarero le pregunta cuántas papas fritas quiere. —¿Cómo cuántas? —vocifera el fama—. ¡Usted me trae papas fritas y se acabó, qué joder! —Es que aquí las servimos de a siete, treinta y dos, o noventa y ocho —explica el cronopio. El fama medita un momento, y el resultado de su meditación consiste en decirle al cronopio: —Vea, mi amigo, váyase al carajo. Para inmensa sorpresa del fama, el cronopio obedece instantáneamente, es decir que desaparece como si se lo hubiera bebido el viento. Por supuesto el fama no llegará a saber jamás dónde queda el tal carajo, y el cronopio probablemente tampoco, pero en todo caso el almuerzo dista de ser un éxito. Julio Cortázar Papeles inesperados , 2009 Más cuentos de Julio Cortázar | Cuento | Poesía | Inicio