Charles Baudelaire Rumiando, yo me burlo de la gente famélica. Como un obús reventaría, Si no absorbiese como un chancro, Su mirada no era tímida ni indolente, Exhalaba, más bien, alguna ávida cosa, Y, como su nariz, expresaba la fiebre De artista ante la obra surgida de sus dedos. Tu juventud estará más llena de tormentas Que este estío de pupilas llenas de resplandor, Que sobre nuestras frentes se retuerce abrasado, Y, exhalando en la noche sus febriles alientos, Logra que de sus cuerpos se prenden las doncellas, Y enfrente del espejo, ¡oh estériles deleites! Admiren la sazón de su virginidad, Más veo en esos ojos, cargados de tormentas, Que no está hecha tu alma para las dulces fiestas, Y que belleza tal, sombría como el hierro, Es de aquellas que forjan y pulen los Infiernos, Para un día oficiar espantosas lujurias Y contristar el alma de humildes criaturas. Con su peso aplastando un enorme almohadón Un cuerpo allí lucía con un sopor muy dul
Literatura de todas partes