Rumiando, yo me
burlo de la gente famélica.
Como un obús
reventaría,
Si no absorbiese como un chancro,
Si no absorbiese como un chancro,
Su mirada no era
tímida ni indolente,
Exhalaba, más bien, alguna ávida cosa,
Y, como su nariz, expresaba la fiebre
De artista ante la obra surgida de sus dedos.
Tu juventud estará más llena de tormentas
Que este estío de pupilas llenas de resplandor,
Que sobre nuestras frentes se retuerce abrasado,
Exhalaba, más bien, alguna ávida cosa,
Y, como su nariz, expresaba la fiebre
De artista ante la obra surgida de sus dedos.
Tu juventud estará más llena de tormentas
Que este estío de pupilas llenas de resplandor,
Que sobre nuestras frentes se retuerce abrasado,
Y, exhalando en la
noche sus febriles alientos,
Logra que de sus cuerpos se prenden las doncellas,
Y enfrente del espejo, ¡oh estériles deleites!
Admiren la sazón de su virginidad,
Más veo en esos ojos, cargados de tormentas,
Que no está hecha tu alma para las dulces fiestas,
Y que belleza tal, sombría como el hierro,
Es de aquellas que forjan y pulen los Infiernos,
Para un día oficiar espantosas lujurias
Y contristar el alma de humildes criaturas.
Con su peso aplastando un enorme almohadón
Un cuerpo allí lucía con un sopor muy dulce,
Y su sueño, adornado de una feliz sonrisa
… … … … … … … … … … … … … … … … … … …
El surco de su espalda que estremecía el deseo.
Logra que de sus cuerpos se prenden las doncellas,
Y enfrente del espejo, ¡oh estériles deleites!
Admiren la sazón de su virginidad,
Más veo en esos ojos, cargados de tormentas,
Que no está hecha tu alma para las dulces fiestas,
Y que belleza tal, sombría como el hierro,
Es de aquellas que forjan y pulen los Infiernos,
Para un día oficiar espantosas lujurias
Y contristar el alma de humildes criaturas.
Con su peso aplastando un enorme almohadón
Un cuerpo allí lucía con un sopor muy dulce,
Y su sueño, adornado de una feliz sonrisa
… … … … … … … … … … … … … … … … … … …
El surco de su espalda que estremecía el deseo.
El aire estaba
ungido de furor amoroso;
Los insectos volaban a la lámpara, el viento
Permanecía inmóvil en torno a las cortinas.
Era una noche cálida, un baño juvenil.
Los insectos volaban a la lámpara, el viento
Permanecía inmóvil en torno a las cortinas.
Era una noche cálida, un baño juvenil.
Gran ángel, que
llevais sobre la fiera faz
Lo sombrío del Infierno, desde donde ascendisteis;
Domador dulce y fiero que me habéis enjaulado,
Para recreación de vuestra crueldad,
Lo sombrío del Infierno, desde donde ascendisteis;
Domador dulce y fiero que me habéis enjaulado,
Para recreación de vuestra crueldad,
Pesadilla nocturna, sirena sin corsé,
Que me arrastrais, maligna, siempre de pie a mi lado,
Por mi sayal de santo o mi barba de sabio,
Para darme el veneno de un descarado amor…
Más poemas de Charles Baudelaire | Inicio
Que me arrastrais, maligna, siempre de pie a mi lado,
Por mi sayal de santo o mi barba de sabio,
Para darme el veneno de un descarado amor…
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Charles Baudelaire (1821-1867), escritor francés de gran trascendencia, pieza clave en el paso a lo que hoy se denomina "poesía moderna"
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