La más bella niña De nuestro lugar, Hoy viuda y sola Y ayer por casar, Viendo que sus ojos A la guerra van, A su madre dice Que escucha su mal: Dejadme llorar Orillas del mar. Pues me disteis, madre, En tan tierna edad Tan corto el placer, Tan largo el penar, Y me cautivasteis De quien hoy se va Y lleva las llaves De mi libertad, Dejadme llorar Orillas del mar. En llorar conviertan Mis ojos de hoy más El sabroso oficio Del dulce mirar, Pues que no se pueden Mejor ocupar Yéndose a la guerra Quien era mi paz. Dejadme llorar Orillas del mar. No me pongáis freno Ni queráis culpar; Que lo uno es justo, Lo otro por demás. Si me queréis bien No me hagáis mal; Harto peor fuera Morir y callar. Dejadme llorar Orillas del mar. Dulce madre mía, ¿Quién no llorará, Aunque tenga el pecho Como un pedernal, Y no dará voces Viendo marchitar Los más verdes años De mi mocedad? Dejadme llorar Orillas del mar. Váyanse las noches, Pues
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