Charles Baudelaire
Para la segunda edición de "Las flores del mal"
Tranquilo como un sabio, manso como un maldito, dije:Te amo, oh mi beldad, oh encantadora mía…Cuántas veces…Tus orgías sin sed, tus amores sin alma,Tu gusto de infinitoQue en todo, hasta en el mal, se proclama,
Tus bombas, tus puñales, tus victorias, tus fiestas,
Tus barrios melancólicos,
Tus suntuosos hoteles,
Tus jardines colmados de intrigas y suspiros,
Tus templos vomitando musicales plegarias,
Tus pueriles rabietas, tus juegos de vieja loca,
Tus desalientos;
Tus barrios melancólicos,
Tus suntuosos hoteles,
Tus jardines colmados de intrigas y suspiros,
Tus templos vomitando musicales plegarias,
Tus pueriles rabietas, tus juegos de vieja loca,
Tus desalientos;
Tus fuegos de artificio, erupciones de gozo,
Que hacen reír al cielo, tenebroso y callado.
Que hacen reír al cielo, tenebroso y callado.
Tu venerable vicio, que en la seda se ostenta,
Y tu virtud risible, de mirada infeliz
Y dulce, extasiándose en el lujo que muestra…
Y tu virtud risible, de mirada infeliz
Y dulce, extasiándose en el lujo que muestra…
Tus principios salvados, tus vulnerables leyes,
Tus altos monumentos donde la bruma pende,
Tus torres de metal que el sol hace brillar,
Tus reinas de teatro de encantadoras voces,
Tus toques de rebato, tu cañón que ensordece,
Tus empedrados mágicos que alzan las fortalezas,
Tus altos monumentos donde la bruma pende,
Tus torres de metal que el sol hace brillar,
Tus reinas de teatro de encantadoras voces,
Tus toques de rebato, tu cañón que ensordece,
Tus empedrados mágicos que alzan las fortalezas,
Tus parvos oradores de barrocas maneras,
Predicando el amor, y tus alcantarillas, pletóricas de sangre,
Predicando el amor, y tus alcantarillas, pletóricas de sangre,
En el Infierno hundiéndose como los Orinocos.
Tus bufones, tus ángeles, nuevos en su oropel.
Ángeles revestidos de oro, jacinto y púrpura,
Sed testigos, vosotros, que cumplí mi deber
Como un perfecto químico, como un alma devota.
Tus bufones, tus ángeles, nuevos en su oropel.
Ángeles revestidos de oro, jacinto y púrpura,
Sed testigos, vosotros, que cumplí mi deber
Como un perfecto químico, como un alma devota.
Porque de cada cosa la quintaesencia extraje,
Tú me diste tu barro y en oro lo troqué.
_______________________________________
Charles Baudelaire (1821-1867), escritor francés de gran trascendencia, pieza clave en el paso a lo que hoy se denomina "poesía moderna".
_________________________________
Letras de acá y de allá. Blog de Literatura.
Comentarios
Publicar un comentario