Ir al contenido principal

Entradas

A mí mismo en mis memorias, Adam Zagajewski

A mí mismo en mis memorias A mí mismo en mis memorias Fluye, fluye, nube gris, se abre la flor de la peonía, nada te une ya a esta tierra, nada te une ya a este cielo. Delira en la canícula el jardín, un gato da bostezos en el porche. Caminas por la calle de los tilos en flor, de qué ciudad, lo ignoras, en qué país, no lo recuerdas. Brillan livianos los estorninos, la noche se aproxima suavemente, juegan al escondite los capullos de las rosas. Eres tan sólo un sueño, una imagen, sólo un anhelo eres. Cuando te vayas, como las nubes, se teñirá de bronce tu recuerdo. Y rondarás los ríos y las sombras de los árboles, pero naufragarás en la tierra, en la tierra, en la tierra. Adam Zagajewski Más poemas de Adam Zagajewski Más Poesía    |    Cuento    |    Letras de canciones    |    Inicio

A unos ojos, Abelardo Linares

A unos ojos Abelardo Linares A unos ojos Tan cargada de vida está la verde absenta de tus ojos cuando hablas, que emborracha mirarte, y tanto frío puede albergarse en ellos, que se hiela mi pecho si me miras. Soy apenas quien teme y quien desea. No me mires si es tan sólo por juego o por despecho, pues abrasa la llama que en mí prendes con apenas volver a mí tus ojos. Pero si sólo es juego o es despecho, en esa luz de súbito relámpago que enciende tantas veces tu mirada, quiero quemarme así si así me miras, pues no existe el ayer ni importa el luego. Abelardo Linares

Masa, César Vallejo

  César Vallejo Masa  Al fin de la batalla, y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Se le acercaron dos y repitiéronle: «¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Le rodearon millones de individuos, con un ruego común: «¡Quédate hermano!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Entonces todos los hombres de la tierra le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado; incorporóse lentamente, abrazó al primer hombre; echóse a andar…  César Vallejo Visita el siguiente enlace para conocer  información biobibliográfica de César Vallejo.

Amor es mar, Alí Chumacero

  Amor es mar Alí Chumacero Llegas, amor, cuando la vida ya nada me ofrecía sino un duro sabor de lenta consunción y un saberse dolor desamparado, casi ceniza de tinieblas; llega tu voz a destrozar la noche y asciendes por mi cuerpo como el cálido pulso hacia el latir postrero de quien a solas sabe que un abismo de duelo lo sostiene.  Nada había sin ti, ni un sueño transformado en vida, ni la certeza que nos precipita hasta el total saberse consumido; sólo un pavor entre mi noche levantando su voz de precipicio; era una sombra que se destrozaba, incierta en húmedas tinieblas y engañosas palabras destruidas, trocadas en blasfemias que a los ojos ni luz ni sombra daban: era el temor a ser sólo una lágrima. Mas el mundo renace al encontrarte, y la luz es de nuevo ascendiendo hacia el aire la tersa calidez de sus alientos lentamente erigidos; brotan de fuerza y cólera y de un aroma suave como espuma, tal un leve recuerdo que de pronto se hiciera un muro de dureza o manantial de so...

Preguntas a la hora del té, poema de Nicanor Parra

PREGUNTAS A LA HORA DEL TÉ Este señor desvaído parece una figura de un museo de cera; mira a través de los visillos rotos: qué vale más, ¿el oro o la belleza?, ¿vale más el arroyo que se mueve o la chépica fija a la ribera? A lo lejos se oye una campana que abre una herida, más o que la cierra: ¿es más real el agua de la fuente o la muchacha que se mira en ella? No se sabe, la gente se lo pasa construyendo castillos en la arena: ¿es superior el vaso transparente a la mano del hombre que lo crea? Se respira una atmósfera cansada de ceniza, de humo, de tristeza: lo que se vio una vez ya no se vuelve a ver igual, dicen las hojas secas. Hora del té, tostadas, margarina. Todo envuelto en una especie de niebla. Acá puedes escuchar este poema :  Nicanor Parra De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954) Más poemas de Nicanor Parra Más Poesía    |    Cuento    |    Letras de canciones    |   ...

Sinfonía de cuna, Nicanor Parrra

I SINFONÍA DE CUNA Una vez andando por un parque inglés con un angelórum sin querer me hallé. Buenos días, dijo, yo le contesté, él en castellano, pero yo en francés. Dites moi , don ángel, Comment va monsieur . Él me dio la mano, yo le tomé el pie: ¡hay que ver, señores, cómo un ángel es! Fatuo como el cisne, frío como un riel, gordo como un pavo, feo como usted. Susto me dio un poco pero no arranqué. Le busqué las plumas, plumas encontré, duras como el duro cascarón de un pez. ¡Buenas con que hubiera sido lucifer! Se enojó conmigo, me tiró un revés con su espada de oro, yo me le agaché. Ángel más absurdo non volveré a ver. Muerto dc la risa dije good bye sir , siga su camino, que le vaya bien, que la pise el auto, que la mate el tren. Ya se acabó el cuento, uno, dos y tres. Nicanor Parra (1914-2018), poeta chileno. De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954) Más poemas de Nicanor Parra Más Poesía    | ...

Catalina Parra, Nicanor Parra

CATALINA PARRA Nicanor Parra Caminando sola por ciudad extraña qué será de nuestra Catalina Parra. Cuánto tiempo ¡un año! que no sé palabra de esta memorable Catalina Parra. Bajo impenitente lluvia derramada dónde irá la pobre Catalina Parra. ¡Ah, si yo supiera! Pero no sé nada cuál es tu destino Catalina Pálida. Sólo sé que mientras digo estas palabras en volver a verte cifro la esperanza. Aunque sólo seas vista a la distancia niña inolvidable, Catalina Parra. Hija mía, ¡cuántas veces comparada con la rutilante luz de la mañana! Ay, amor perdido, ¡lámpara sellada! que esta rosa nunca pierda su fragancia. Acá puedes escuhar este poema: Nicanor Parra De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954) Más poemas de Nicanor Parra Más Poesía    |    Cuento    |    Letras de canciones    |    Inicio

Defensa del árbol, Nicanor Parra

DEFENSA DEL ÁRBOL Nicanor Parra Por qué te entregas a esa piedra niño de ojos almendrados con el impuro pensamiento de derramarla contra el árbol. Quien no hace nunca daño a nadie no se merece tan mal trato. Ya sea sauce pensativo ya melancólico naranjo debe ser siempre por el hombre bien distinguido y respetado: niño perverso que lo hiera hiere a su padre y a su hermano. Yo no comprendo, francamente, cómo es posible que un muchacho tenga este gesto tan indigno siendo tan rubio y delicado. Seguramente que tu madre no sabe el cuervo que ha criado, te cree un hombre verdadero, yo pienso todo lo contrario: creo que no hay en todo Chile niño tan mal intencionado. ¡Por qué te entregas a esa piedra como a un puñal envenenado, tú que comprendes claramente la gran persona que es el árbol! Él da la fruta deleitosa más que la leche, más que el nardo; leña de oro en el invierno, sombra de plata en el verano y, lo que es más que todo junto, crea los vientos y los...

"Ruego", Constantino Cavafis

RUEGO Las olas han engullido un marinero en sus profundidades. Todavía sin saberlo, su madre enciende un cirio frente a la imagen de la Todo-Santa para que su hijo regrese pronto, con buen tiempo. Inquieta, tiende el oído al viento; pero el Icono, grave y triste, escucha su ruego sabiendo que el hijo que ella espera no regresará. Constantino P. Cavafis ____________________ Letras de acá y de allá. Literatura de todas partes.   (29 de abril de 1863 - 29 de abril de 1933)

"Voces", Constantino Cavafis

VOCES Caras voces ideales de aquellos que han muerto o de aquellos que para nosotros se han perdido, como muertos. Algunas veces ellas hablan en nuestros sueños. A veces, desde el fondo de sus pensamientos, nuestro espíritu las escucha. Ellas nos traen por un instante el eco de la primordial poesía de nuestra vida, igual que una lejana música  que se extingue en la noche. Constantino P. Cavafis ____________________ Letras de acá y de allá. Literatura de todas partes.   (29 de abril de 1863 - 29 de abril de 1933)

"Deseos", Constantino P. Cavafis

DESEOS Los deseos que pasaron sin ser realizados, sin haber obtenido una de esas noches de placer o una de sus luminosas mañanas, se asemejan a bellos cadáveres que no han conocido la vejez, y se han colocado en un magnífico mausoleo, con la frente ceñida de rosas y los pies de jazmines. ________________ Constantino Cavafis (en griego  Κωνσταντίνος Πέτρου Καβάφης , Konstantino Petrous Kavafis) (29 de abril de 1863 - 29 de abril de 1933)

"Juegos primigenios", Raquel Barragán Aroche

Mi papá era un geólogo anónimo se postraba en las piedras con nombres y vislumbraba el descanso eterno Construía el sacerdocio de los minerales -¿Cómo llamabas las piedras en el tiempo y sus años fósiles de ojos negros? -Estibinita   cinabrio o rutilo Nombres de antiguos juegos infantiles Mi hermana era un mineral que evolucionó en las letras de su nombre: G a l e n a En aquellas fotos aprendí el oficio del geólogo Partí y medí las piedras del patio algún día tuve la certeza:                             la vida y la muerte empiezan ahí Raquel Barragán Aroche, escritora mexicana. ________________________________ Letras de acá y de allá. Blog de literatura.

aads