Ir al contenido principal

Amor es mar, Alí Chumacero

 Amor es mar

El poeta mexicano Alí Chumacero
Alí Chumacero



Llegas, amor, cuando la vida ya nada me ofrecía
sino un duro sabor de lenta consunción
y un saberse dolor desamparado,
casi ceniza de tinieblas;
llega tu voz a destrozar la noche
y asciendes por mi cuerpo
como el cálido pulso hacia el latir postrero
de quien a solas sabe
que un abismo de duelo lo sostiene. 

Nada había sin ti,
ni un sueño transformado en vida,
ni la certeza que nos precipita
hasta el total saberse consumido;
sólo un pavor entre mi noche
levantando su voz de precipicio;
era una sombra que se destrozaba,
incierta en húmedas tinieblas
y engañosas palabras destruidas,
trocadas en blasfemias que a los ojos
ni luz ni sombra daban:
era el temor a ser sólo una lágrima.

Mas el mundo renace al encontrarte,
y la luz es de nuevo
ascendiendo hacia el aire
la tersa calidez de sus alientos
lentamente erigidos;
brotan de fuerza y cólera
y de un aroma suave como espuma,
tal un leve recuerdo
que de pronto se hiciera un muro de dureza
o manantial de sombra.

Y en ti mi corazón no tiene forma
ni es un círculo en paz con su tristeza,
sino un pequeño fuego,
el grito que florece en medio de los labios
y torna a ser el fin
un sencillo reflejo de tu cuerpo,
el cristal que a tu imagen desafía,
el sueño que en tu sombra se aniquila.

Olas de luz tu voz, tu aliento y tu mirada
en la dolida playa de mi cuerpo;
olas que en mí desnúdanse como alas,
hechas rumor de espuma, oscuridad, aroma tierno,
cuando al sentirme junto a tu desnudo
se ilumina la forma de mi cuerpo.

Un mar de sombra eres, y entre tu sal oscura
hay un mundo de luz amanecido. 


Alí Chumacero

Comentarios

aads

Entradas populares de este blog

El obstáculo, cuento de Juan Carlos Onetti

  Juan Carlos Onetti   El obstáculo        Se fue deteniendo con lentitud, temeroso de que la cesación brusca de los pasos desequilibrara violentamente el conjunto de ruidos mezclados en el silencio. Silencio y sombras en una franja que corría desde el rugido sordo de la usina iluminada hasta las cuatro ventanas del club, mal cerradas para las risas y el choque de los vasos. También, a veces, los tacazos en la mesa de billar. Silencio y sombras acribillados por el temblor de los grillos en la tierra y el de las estrellas en el cielo alto y negro.       Ya debían ser las diez, no había peligro. Dobló a la derecha y entró en el monte, caminando con cuidado sobre el crujir de las hojas, mientras sostenía el saco contra la espalda, los brazos cruzados en el pecho. Oscuro y frío; pero sabía el camino de memoria y la boca entreabierta le iba calentando el pecho, deslizando largas pinceladas tibias bajo la listada camisa gri...

"El primer capítulo", Manuel Gutiérrez Nájera

Manuel Gutiérrez Nájera Cuando a la sala entré, la luz tenías del velador tras la bombilla opaca, y hundida muellemente en la butaca con languidez artística leías. Cerraste el libro al verme, nos hablamos, con gracia seductora sonreíste, los pliegues de tu traje recogiste y los dos frente a frente nos sentamos. Era blanca la bata que hasta el cuello en sus ondas flotantes te arropaba, y blanca aquella rosa que ostentaba, en sus bucles soberbios, tu cabello. ¡Cómo de aquellos ojos la negrura y tu morena y oriental belleza contrastaban, bien, con la frescura   de tus húmedos labios de cereza! ¡Cómo aquel rizo que en ligeras ondas encrespadas, rozándolo, el ambiente, caía apartado de tus trenzas blondas sobre el mármol corintio de tu frente! A veces tu cabeza sacudiendo, los indóciles bucles recogías, y la bata, al moverse, desprendiendo, tu opalina garganta descubrías. El pie, pequeño y tímido escondido, cuando tu cuerpo mórbido ondulaba, imp...

Poemas de Rubén Darío

 Poemas de Rubén Darío Rubén Darío Lista alfabética de poemas de Rubén Darío por título o por primer verso: A Amado Nervo   A aquel pobre muchacho (Abrojos XXVI)   A Colón   Advierte si fue profundo (Abrojos XXII)   A Juan Ramón Jiménez   Alaba los ojos negros de Julia   ¡Aleluya!   Allá en la playa quedó la nina   Allá está la cumbre   Allá lejos   Al rey Óscar   A las evocaciones clásicas   Al oír sus razones (Abrojos VII)     Amada, la noche llega   Amado Nervo   A maestre Gonzalo de Berceo   A Margarita Debayle (Margarita, está linda la mar...)   Ama tu ritmo y ritma tus acciones   Amo los pálidos rostros   Anagké   Animará la virgen tierra   Ano nuevo   A Phocás, el campesino    Aquella frente de virgen (Abrojos XXIX)   Argentina, Argentina   Argentina, el cantor ha oteado   Argentina, el día que te vistes de gala   Argentina, re...