Garcilaso de la Vega
Mario, el ingrato
amor, como testigo
de mi fe pura y
de mi gran firmeza,
usando en mí su
vil naturaleza,
que es hacer más
ofensa al más amigo,
teniendo miedo que si escribo y digo
su condición,
abato su grandeza,
no bastando su
esfuerzo a su crüeza,
ha esforzado la
mano a mi enemigo;
y ansí, en la parte que la diestra mano
gobierna y en
aquella que declara
los concetos del
alma, fui herido.
Mas yo haré que aquesta ofensa cara
le cueste al
ofensor, ya que estoy sano,
libre,
desesperado y ofendido.
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Garcilaso de la Vega. El Príncipe de los Poetas
Españoles.
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