Déjame respirar mucho tiempo, mucho tiempo, el olor de tus
cabellos; sumergir en ellos el rostro, como hombre sediento en agua de
manantial, y agitarlos con mi mano, como pañuelo odorífero, para sacudir
recuerdos al aire.
¡Si pudieras saber
todo lo que veo! ¡Todo lo que siento! ¡Todo lo que oigo en tus cabellos! Mi
alma viaja en el perfume como el alma de los demás hombres en la música.
Tus cabellos
contienen todo un ensueño, lleno de velámenes y de mástiles; contienen vastos
mares, cuyos monzones me llevan a climas de encanto, en que el espacio es más
azul y más profundo, en que la atmósfera está perfumada por los frutos, por las
hojas y por la piel humana.
En el océano de tu
cabellera entreveo un puerto en que pululan cantares melancólicos, hombres
vigorosos de toda nación y navíos de toda forma, que recortan sus arquitecturas
finas y complicadas en un cielo inmenso en que se repantiga el eterno calor.
En las caricias de
tu cabellera vuelvo a encontrar las languideces de las largas horas pasadas en
un diván, en la cámara de un hermoso navío, mecidas por el balanceo
imperceptible del puerto, entre macetas y jarros refrescantes.
En el ardiente hogar
de tu cabellera respiro el olor del tabaco mezclado con opio y azúcar; en la
noche de tu cabellera veo resplandecer lo infinito del azul tropical; en las
orillas vellosas de tu cabellera me emborracho con los olores combinados del
algodón, del almizcle y del aceite de coco.
Déjame morder mucho
tiempo tus trenzas, pesadas y negras. Cuando mordisqueo tus cabellos elásticos
y rebeldes, me parece que como recuerdos.
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Charles Baudelaire (1821-1867), escritor francés de gran trascendencia, pieza clave en el paso a lo que hoy se denomina "poesía moderna"
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Letras de acá y de allá. Blog de Literatura.
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