El amor
ascendía entre nosotros
como la luna entre las dos palmeras
que nunca se abrazaron.
como la luna entre las dos palmeras
que nunca se abrazaron.
El íntimo
rumor de los dos cuerpos
hacia el arrullo un oleaje trajo,
pero la ronca voz fue atenazada.
Fueron pétreos los labios.
hacia el arrullo un oleaje trajo,
pero la ronca voz fue atenazada.
Fueron pétreos los labios.
El ansia
de ceñir movió la carne,
esclareció los huesos inflamados,
pero los brazos al querer tenderse
murieron en los brazos.
esclareció los huesos inflamados,
pero los brazos al querer tenderse
murieron en los brazos.
y devoró los cuerpos solitarios.
Y somos dos fantasmas que se buscan
y se encuentran lejanos.
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Miguel Hernández (1910-1942), gran poeta español, de un lirismo
vigoroso.
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Letras de
acá y de allá. Blog de literatura.
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