Umbrío
por la pena, casi bruno,
porque la pena tizna cuando estalla,
donde yo no me hallo no se halla
hombre más apenado que ninguno.
porque la pena tizna cuando estalla,
donde yo no me hallo no se halla
hombre más apenado que ninguno.
Sobre la
pena duermo solo y uno,
pena en mi paz y pena en mi batalla,
perro que ni me deja ni se calla,
siempre a su dueño fiel, pero importuno.
pena en mi paz y pena en mi batalla,
perro que ni me deja ni se calla,
siempre a su dueño fiel, pero importuno.
Cardos y
penas llevo por corona,
cardos y penas siembran sus leopardos
y no me dejan bueno hueso alguno.
cardos y penas siembran sus leopardos
y no me dejan bueno hueso alguno.
No podrá
con la pena mi persona
rodeada de penas y de cardos:
¡cuánto penar para morirse uno!
rodeada de penas y de cardos:
¡cuánto penar para morirse uno!
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Miguel Hernández (1910-1942), gran poeta español, de un lirismo
vigoroso.
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Letras de
acá y de allá. Blog de literatura.
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